Capítulo 2: La cueva y Ese extraño ser

Allí estábamos los cinco: Santiago, Agustin, Maria, Julieta
y yo; galopándo libremente por el campo. Habíamos echo una carrera, que por
supuesto salí yo primero, por lo que paramos un poco para descansar.
-¡Eso fue divertido!- Dijo Julieta.
-Tienes razón, deberías de invitarnos más seguido, Jonatan-
Dijo Santiago y Agustín a la vez.
-Encima es un buen deporte…- Dijo con una pausa Maria.

Miré hacia arriba y vi que estaba comenzando a llover. No le
presté demasiada atención, sólo me cubrí con mi buzo, pero cuando empezó a
llover fuerte, ahí tuve que levantarme.


-Oigan… ¿No sienten que la lluvia les quema…?- Dije
extrañado. Les mostré una parte de mi pierna que había sido quemada por una
gotita de agua. No me extrañó la expresión de los rostros de mis amigos, por lo
que monté en Azabache y les dije que cerca había una cueva, que nos podíamos
refugiar allí. Y hací lo hicimos. Yo iba a la cabeza y los demás atrás, cuando
llegamos fue un alivio, puesto que esta lluvia era insoportable.
-Ah… Qué alivio… Qué raro en estas épocas de calor una
lluvia ácida…- Dijo extrañado Santiago.
-Sí… Es bastante raro…- Dijo María.

En ese mismo instante, escuchamos… ¿Un rugido? ¿Eso era un
rugido? En esa cueva no habitaba ningún animal, puesto que no era un lugar
cómodo y usualmente usamos la cueva como depósito de basura.
-¿Q-q-que es e-eso…?- Dijo asustada Julieta.
-No lo sé… Quizás sea un oso…- Dijo María algo preocupada.
-No, en esta cueva es imposible… Usualmente no es un buen
lugar en el cual vivir y lo usamos de depósito de basura y cacharros
inservibles…- Dije firme y seguro.

El aire se estaba volviendo pesado… Todos se desmayaron,
pero yo no… ¿Por qué? Me pareció extraño, sin embargo debíamos salir de aquella
cueva, pero estaba lloviendo lluvia ácida, por lo que no podía pasar. De pronto
escucho grandes pisadas, pisadas como si fueran de dinosaurios, pero lo que
apareció frente a mí… Era… Era… Era un… ¿Monstruo…? Tenía miedo, mi cuerpo se
paralizó, no se movía. El monstruo levanto una de sus patas y la lanzó hacia mí.
Cerré mis ojos cubriéndome con mis brazos. Vi a una loba blanca saltar por
encima de mí, cortando aquel brazo del monstruo. Me sorprendí y quise ver mejor
aquella loba; cuando quité mis brazos de mi cara y abrí mis ojos, vi a esa loba
peleando con el monstruo. De pronto una luz la envolvió y su apariencia cambió
completamente; parecía un ángel: cabellos plateados con mechas de blanco, ojos
dorados y una cara angelical, tenía un par de alas enormes; alas blancas y
plumosas. Lanzó un rayo de luz acabando por completo con aquel monstruo. Cuando
finalmente me liberé del parálisis, me dirigí hacia esa ángel y dije:

-¿Quién eres…? ¿Por qué me has ayudado…?
Dirigió mi mirada hacia mí y respondió:
-Me llamo Ekatherina, pero basta de presentaciones, este
lugar se derrumbará en cuestión de segundos. –Dijo apurada.

Cuatro raíces que salieron de su cuerpo agarraron a
Santiago, Agustin, Maria y Julieta; y amí me agarró con sus cálidas manos.
Apresuró a alzar vuelo y salir de aquel lugar. Una vez afuera, soltó suave y
delicadamente a mis amig@s y amí; luego se desmayó.


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Fin del capítulo 2 !