Recuerdo del primer mensaje :

Mi mente estaba en mis límites... Ya no podía controlarme. Me desperté y me alejé rápidamente de Nadya.
-¡No han respondido mi pregunta!- Dije furiosa.
-Ahora... ¡Entremos en el Paraíso de la Eternidad!- Dije riéndo, mientras abría otra puertay entraba por ella.

Un dolor de cabeza me agarró, repentinamente. Comenzé a agarrarme la cabeza y comenzé a gritar descontroladamente de dolor. Decidí escuchar... Escuchar, alguien estaba provocándome, controlándome, como su fuera una simple muñeca.

¿Aullidos? ¿Eran aullidos? Pero no eran de estos territorios... Eran de muy lejos. Me calmé. Les dije mentalmente a las plantas de la eternidad, que cerraran aquella puerta que llevaba a las entrañas de la Tierra, y cerré la puerta hacia el Paraíso de la Eternidad.

Eso era... Aullidos... Lobos... Lobos que estaban hambrientos. El Sol ya se había escondido y la Luna ya había salido, y estaba en su punto más alto.
Mi cuerpo comenzó a brillar, y mi apariencia comenzó a cambiar; Ahora era... Era... ¿Una loba? Una loba... Una loba blanca como la Luna, con ojos que cambiaban constantemente de color; de dorado, a azul, de azul a rojo, de rojo a celeste, etc.

Era un poco diferente a una loba... La apariencia era casi idéntica; tenía unas mechas en mi cabeza, formando mi mancha en forma de rosario y un tipo de plantas, como si estuviesen pintadas, recorrían mis patas traseras y delanteras.

¿Qué pasó? Ya no sentía tanta confusión en mi mente. Fui a por los lobos en un santiamén y cuando les encontré... Me daban ganas de matarlos, pero me limité a decirles que cerca del bosque había una manada de ciervos, y que no nos volvieran a atacar. Volví junto a Nadya y Calisto, pero en cuanto llegué caí desmayada en el suelo.

Cerré los ojos y no pretesté.
- Está bien -le dije con una pequeña sonrisa, tratando de mantenerme tranquilo -.

Puse mis manos alrededor del cuerpo de Calisto, aún temblando.
-No te preocupes... No dolerá- Dije con una última sonrisa.

Clavé mis finos y elegantes colmillos en el cuello de Calisto. Mientras bebía de la sangre de Calisto, hablé mediante aquella mordedura con Calisto.

"Cali, dos cosas, la primera, disculpa, pero el rosarios e rompió... Y segundo, los hermanos de Nadya, Cane y Daemon, en una forma de cobra, le inyectaron su veneno. Lo saqué todo de su cuerpo, pero a menos de que ella me lo permita, no absorveré las almas de sus hermanos, pueso que también son mis hermanos, pero no de sangre."

Saqué mis colmillos del cuello de Calisto. Mi respiración se fue aliviando rápidamente. Me limpié la sangre que había caído de mi boca sin querer y también limpié la mordedura que le había dejado a Calisto.

Me acerqué a su oído y le susurré:
-Gracias... Me siento mejor ahora...
Mis ojos se volvieron algo húmedos, pero me limité a no llorar.

Mis hermanos me condujeron a un claro, todo verde hasta donde llegaba la vista.

"Bien. Hablemos aquí. Por cierto, ¿quién es el macho negro? Te va a dejar sorda, y es un demonio también"-se quejaron.

"Es mi amigo, déjenlo en paz. No estaré sorda-respondí en burla. Nos reímos los tres.

Aquello era genial, podía hablar con ellos sin temer a que me hirieran; volvía a ser todo como antes.

"Vuelve y respóndele, no dejarás preocupado a tu querido amiguito, ¿verdad?"-asentí con el rostro radiante de felicidad.

Sentí de nuevo mi cuerpo poco a poco, adolorido, pero ahí estaba.

-Cali...estoy bien, en serio-eso ni yo me lo creía, mi voz era débil y mi cuerpo seguía igual de negro con los ojos rojos, pero fuera de eso estaba bien.-Son mis hermanos...-susurré y ya no pude decir más.

Volví a aquel claro dentro de mi mente, con mis hermanos.

"Muy bien, ahora te responderemos"-afirmaron.-"Una de tus preguntas, por qué nos volvimos al lado 'malo'"-comenzaron a explicar.-"Sabes que somos mayores que nosotros, y Cane es el mayor casi por media hora"-era obvio que el que hablaba era Daemon-"Bien, la iniciativa de la venganza fue por parte de él...con esto no lo estoy culpando, claro. Lo que pasó era que creían que, al ser el segundo y por consiguiente el más débil, nuestros padres pensaron que no sobreviría, y lo dejaron ahí, tirado. Yo fui muy campante tras ellos, y él, rojo de la ira, corrompió su corazón. Una espada, como las que ahora son abundantes, se le hundió bien dentro, tanto que no fue visible. Se fusionaron, algo parecido a lo que le pasó a tu amigo ese de allá. No me di cuenta hasta que se levantó a medianoche, jadeando y con los ojos rojos. Les dije a mis padres a la mañana siguiente e intentaron matarlo, sin éxito. De ahí su rencor fue creciendo, parte por la espada parte por su propia iniciativa, pero aún éramos potros; así que no pudimos hacer nada"-explicó. Me limité a mirarlo boquiabierto todo el tiempo, tumbada al igual que ellos, en aquel claro de mi recuerdo que ellos tomaron para conversar.

"¿Qué tiene Maya?"-se quejó Cane, quien hasta ese entonces había permanecido en total silencio.

"Figura cambiante dos...no me preguntes por qué"-respondí entre risas.

Tomaron mi cuerpo de nuevo y antes de que atacara a Calisto, le dieron un fuerte golpe por la espalda, lo que hizo surgir una mancha negra casi al instante. Ahí se quedo la sangre acumulada, lo cual la hizo caer inconsciente.

"Bien...así podremos platicar en paz"-finalizó Cane, regresando a la inconsciencia para conversar con ellos.

-Maya, déjame en paz-exigí, con mis ojos brillando furia. Le mordí con fuerza la garganta, por lo cual comenzó a salir sangre a borbotones. No era yo quien dominaba, sino Daemon.

"Si no se aplaca así, tendremos que asesinarla"-hizo una mueca.

-Eso sí que no-alcé el vuelo a uno par de kilómetros de ahí.-¿Mejor?-sonreí.

"Muy bien. Ahora, ¿en qué íbamos?-sonrió Cane.

Suspiré, volví a respirar en un suave jadeo.
- Me alegro -respondí por lo bajo- respecto a Nady, ¿hay algo más que podamos hacer? -pregunté preocupado, acariciando la herida que los colmillos de Maya dejaron en mi cuello, con cuidado con mi ala.
Me levanté y traté de seguir a Nady, pero Perisa estaba en contra de aquello.
"Quédate" exigió, luché contra ella, que solo me detenía. Seguía mi amiga con la mirada alejándose. Cuando al fin el demonio se quedó sin fuerzas para seguir alcé vuelo con diicultad y la seguí de lejos, escabuyéndome de árbol en árbol, cerrando mi mente y la de Perisa por completo.
"Lo siento, pero tenemos que ir" le dije a mi demonio.

Ví a Daemon, con el cuerpo de Nadya, que mordió mi cuello.
Reí malévolamente y me puse enfrente de Nadya.
-Daemon, no trates de matarme, después de todo a un cascarón a punto de romperse no se le puede matar, ya que el cascarón está protegiendo al pequeño ser que está dentro.

Mis heridas se curaron al instante. Agarré, con mi mano, las crines de Nadya y la tiré en picada hacia el suelo. El impacto fue fuerte.

Me dirigí hacia Calisto e hice una pequeña cortadura en su lomo para que la sangre sirculara. Demasiada sangre. Sería un desperdicio por lo que tomé un poco de ella. Cuando dejó de sangrar, limpié la sangre que había salido.

Me dirigí nuevamente hacia Nadya y le dije:
-¿Daemon, a quién quieres matar? Por mí está bien, mátame si quieres, desgarra mi cuerpo, clava tus colmillos en mi cuerpo; no me importa. Pero no te atrevas a tocar a Calisto, tampoco a Nadya, pero como son ermanos no creo que le vayan a hacer algo.- Dije con un tono serio.

Luego, proseguí entre malévolas risas:
-¿Acaso quieres que vaya al mismo lugar en el cual estás hablando junto a Cane y Nadya? Puedo acceder a él fácilmente, siempre y cuando tenga un poco de sangre y la forma de una Diosa de las Cosechas, o en una lengua antigua como de tu época, una Okami.

"La traen contra tí, ¿cierto?"-se quejó Cane, algo molesto. Respondí con unas risitas.

Me permitieron regresar a mi cuerpo por un breve instante, borrando toda huella de su existencia. Regresé a mi apariencia normal, beige cremoso con crines plateadas y ojos azules.

-Cali, de veras, te prometo que estoy bien-lo miré fijamente, con mis ojos azules brillando intensamente.-No te preocupes por mí, mis hermanos no atacarán a menos de que se enfaden. Por favor, que Maya no me haga nada o mis hermanos la matarán-caí inconsciente frente a el.

-Ay que idiota es Maya...-susurró Daemon.-Somos más poderosos que la Reina de la Noche...nosotros le pusimos el cascarón-rió dentro de mi cabeza.-Cielos, en serio que es torpe...somos demonios y por lo tanto imortales-cerraron mi herida en la cabeza causada por el golpe que me dio Rosario-ahora, regresemos...-sellaron el lugar con cien mil candados, lo que les tomó un par de minutos.

-Ya está...ni con su padre el Sol ni su madre la Luna eclipsados entrarán.

Traté de siguirlos, Perisa trataba de detenerme siempre a toda costa, lo que me enfadaba más y más. Miré a Rosaio.
- Ya oíste -me quejé- mejor no atacarla, o atacarlos ¡como sea! -me sentía frustado, furioso, triste, todo menos feliz- ¿cómo bariremos los candados? -pregunté a Rosario y a Perisa, de paso, seguramente tendría una idea, de hecho lo sabía, pero seguramente no me lo diría.
- Perisa... -gruñí-.

Miré seriamente al cuerpo de Nadya inconciente.

-Calisto... Sólo hay dos formas... Que perisa tome el control de tu cuerpo y que tú quedes en tus pensamientos, para luego entrar en la mente de Nadya, que es algo arriesgado porque hay un 50% de probabilidades de que funcione, o... Que yo pase mis poderes vampíricos por un corto perídodo, sinó te convertirías, no sólo en Perisa, sinó que también en un Vampiro.

Luego me reí.
-Seguro que pusieron mi cascarón... Daemon, Cane. Yo nací antes de que la Tierra se creara, es decir, antes de que se creara el Sistema Solar. Yo ya tenía mi cascarón, ustedes sólo lo reforzaron- Susurré en el oído de Nadya.

- Lo que creas más correcto -dije sin bacilar, quería actuar rápido- creo que me sentiría más seguro con Perisa -dije pensando en el demonio se somentía con más facilidad.
"Intenta evitarlo y te juro que nos mato" le amenazcé

"¿Por qué no dejaste morir a esa comadreja boba?"-se quejó Daemon.

"Te refieres a Maya, ¿cierto?-pregunté entre risas.
"Fuu, sí, me tiene harto. Por cierto, creo que algo le importas al negrito ese endemoniado. Va a entrar, y como él sí te importa no podremos impedirlo..."-observó Cane.

"El negrito tiene nombre, y es Calisto"-me quejé.

"Como sea...ya va a entrar. A sus puestos"-Daemon me guiñó un ojo y...desaparecieron. Me quedé sentada en forma de loba negra, ahí.

Así fue, no estoy seguro de como lo hice, pero Perisa no puso impedimento alguno, todo estaba totalmente bajo control.
Observé ala loba negra, sentada, sola... me acerqué despcio pero con paso seguro.
- Nady... -observé ami alrededor en busca de algún peligro, me detuve a unos pocos metros, mirándola con ojos tristes. En el fondo de mi alma tnía mucho rencor hacia sus hermanos, lo oculté lo más que pude- .

Hice un pequeño corte en el cuello de Nadya y bebí un poco de su sangre. Hací me transporté a aquel lugar.
Agarré a Calisto y le susurré en su oído:
-Ni se te ocurra acercarte... Sus hermanos estan listos para atacar. Si te acercas es probable que mueras...

Me alejé un poco de Calisto y avancé lentamente hacia Nadya. Daemon fue el primero en atacar. Esquivé su golpe con rapidez. Le agarré el cuello, medio acogotándolo, pero sin lastimarle.
-¿Acaso quieres matarme? ¿O simplemente quieres que clave mis colmillos en tu alma para absorver vitalidad de ella? Si lo hago vas a desaparecer, aunque sólo en teóricamente.

Solté a Daemon y este se volvió a ocultar. Me dirigí a Calisto y le dije:
-¿Puedo montarme en tu lomo? Me sería más sencillo formar un campo para protegerte.

Luego dirigí mi mirada hacia Nadya, allí, sentada.

- Sube, adelante -respondí rápidamente y tomé mi forma demoníaca, con Perisa de mi lado, al parecer conocía a aquellos demonios y por alguna razón les tenía rencor. Gruñí por lo baje, acercándome lentamente, acechando.

-Tontuela. Ésta es la mente de Nad, no podrás hacernos ni el menor daño. Ah, y aquí tus poderes no funcionan. ¿Ves los sellos? Los pusieron el príncipe Consorte y el Rey de la Muerte-rieron con aire macabro.

-Además...éste no es lugar para tí-susurró Cane. Nos transportaron a mí y a Calisto a otro lugar, una montaña elevada con una cueva en su interior.

-A ver. Entrará quien quieras, y como ahora estás tan enojada contra Maya y su tontería de que el mundo rueda a su alrededor, Maya no entrará, pero Calisto sí-explicó Daemon.

-Por cierto, no me he presentado. Soy Cane y él es Daemon, somos hermanos de sangre de Nadya, tu...¿amiga?-rieron.

Pasé a forma equina de nuevo para darle un abrazo a Cali.

-Cali...-susurré con una lágrima rodando por mi mejilla.

- Me importa un comino lo que pase siempre y cuando estés a salvo -dije en un susurro devolviéndole el abrazo- no me apartaré de tu lado Nady, no importa lo que pase y no es desición tuya -le guiñé un ojo e ignoré a sus hermanos, guardado en lo más prefundo aquel rencor, tanto mío como de Perisa-

Reí malévolamente.
-No me hagas reír, ¿quién dijo que yo pensaba que el mundo gira a mi alrededor?

De pronto sentí una nueva sensación. Mi olfato... ¿Se estaba volviendo más agudo? ¿Y mis colmillos crecían? Le resté importancia.

Fui a recorrer la mente de Nadya, no importa qué mínimo detalle se escondiera debajo de las rocas, todos los iba a ver.

-Ay que tiernos-rió Daemon, pero para herir, sino como un comentario sin más.


-Muy bien. Al tener acceso a tu alma, podemos ver los recuerdos en ella. Los poderes de Nad y nuestros son parecidos porque somos hermanos auténticos, no como la comadreja esa-explicó Cane.-Veo que nos tienes rencor...a ver, fue un arrebato el incendiar el bosque, igual como Zashee, tu hermano, asesinó a Quirina. Y lamento lo que pueda causar, pero es algo parecido, ¿de acuerdo? No hay por qué tener rencor-mostró en su rostro algo extremadamente parecido a una sonrisa sincera.



Saqué a Maya fuera de mi mente, con ayuda del poder de mis hermanos. En un santiamén sólo quedábamos mis hermanos, Cali y yo.

Sacudí la cabeza...
- Ustedes obligaron a Zashee a matarla... él mismo dijo "dos pegasos, como demonios... muy poderosos", ¿quién más sino ustedes? -exigí- y no sé porque Perisa les guarda rencor, sinceramente apenas me incumbe... -.

Los lugares que iba recorriendo, eran hermosos, pero había un ambiente pesado... El aire se estaba volviendo pesado.

En ese momento ví esa escena... La escena en la cual Cane y Daemon incendiaron aquel lugar donde vivían sus padres y Nadya. Yo no aparecía en aquel escenario. Era obvio.

Mi cuerpo se sentía algo cambiado... Pero aún así, continué investigando los recuerdos de Nadya. Cuando ví aquella escena... Era... Una escena del futuro... Pero en fin.

Decidí salir de su mente. Ya no me importaría lo que les pasase. Al salir, una lágrima recorrió mi suave y fría mejilla.

-Hay muchos pegasos en el mundo...-dijo con un tono solenme Cane.-No éramos nosotros. Explora en sus recuerdos, interrógalo. Eran enemigos nuestros...créeme-soltó un largo suspiro.-Sus ojos eran grises, los de ambos-recordó Cane.

-A nosotros tampoco nos importa ésa-rió Daemon.-Pero ésa es harina de otro costal...por ahora, sellemos la mente de Nad para que la comadreja no pase-Cane y Daemon alzaron el vuelo y sellaron nuestro alrededor con un manto negro, con unos dibujos muy extraños.

-Listo...-susurró Cane.-Ahora, somos libres de platicar de lo que sea-sonrió de oreja a oreja.

-¿Qué tal les va?-inquirió Daemon.

Bajé la cabeza, mire a Perisa y resoplé con fuerza, fui cambiando mi forma lenamente. Me puse firme junto a Nadya y miré asus hermanos con algo de curiosidad.
- Bien... -fue lo único que respondí. Trataba de tragarme aquello, pero no podía pensar demasiado, al aprecer allí mi escudo no servía de mucho.

Hize que crecieran unas alas de murciélago y alzé vuelo. Me detuve y volví atrás.
-Es imposible... Me intriga mucho de lo que están hablando.- Dije acercándome al cuello de Nadya.

Clavé mis colmillos en el cuello de Nadya, finalmente. Ningún símbolo ni hechizo, ni nada que bloquee la mente de Nadya podría detener a mis colmillos, después de todo son capaces de romper barreras.

-Ah, tu escudo sólo protege tu mente, no los sentimientos en tu alma. Me olvidé decirtelo; Nad no puede leerte la mente, ¿verdad, hermanita?-Cane me miró.

Negué con la cabeza de loba y una sonrisa pintada en el rostro.

-Bueno, a lo que veníamos-recordé alzando una ceja.

-Espera-Daemon echó de una patada a Maya, puesto que dento de mi cabeza yo no la quería.-Listo-sonrió de oreja a oreja.

Por si las dudas me aseguré que nadie estuviera dentro. En efecto, Daemon había hecho correctamente su trabajo, por lo que Cane pudo seguir.

Dentro de mi mente yo era la reina, por lo que ni el mayor poder podría derrumbar mi barrera.
-Ah, claro-continuó Cane, el mayor.-Después de esa noche, y del rencor cada vez más grande de mi hermano, la espada fue tomando poder sobre él. Y de ahí partió todo...rencor compartido. Al final terminamos incendiando el bosque...y eso-le restó importancia con un gesto de la cabeza.-Eso es todo por ahora...respecto a lo de la profecía, sí, nosotros somos los hermanos, pero aún no hemos creado un cuerpo lo suficientemente fuerte como para albercar a los dos juntos...andaremos vagando por ahí, ¡atentos!-advirtió Cane. Su voz fue desvaneciéndose hasta que regresé a mi cuerpo, beige ahora, natural. No había ni rastro del veneno en mi cuerpo, lo que me hizo reír alegremente.

Apenas entendía la alegría que suponía Nadya en esa situación, me quedé en silencio, contemplando y escuchando atentamente. Hice lo posible por esconder todo el rastro de mis sentimientos en lo preofundo de mi mente, pero no era tarea sencilla.

Suspiré largo y tendido.

-Ya pasó todo...ahora a esperar a que Maya se le pase la loquera-susurré