María no puede pensar de lo centrada que esta en su pequeña imaginación. Sigue allí junto sus cerezos en flor y sus lindas amapolas. A su lado se encuentra un pequeño camino romano del que aparece un majestuoso caballo de crines doradas y pelaje castaño. Montado en él viene un valeroso caballero, del que es incapaz de verle el rostro, debido a su yelmo, pero le aporta a María una gran confianza que la hizo subir a lomos del semental junto a él. María se agarró a su cintura. El caballo comenzó a galopar y María asustada se sujetó al caballero fuertemente. El caballero condujó al caballo hasta la playa, la misma playa en la que se encontraba ella con Jorge, pero, no habia nadie, solo el majestuoso semental, ella y su caballero... El caballero bajó del caballo y ayudó a María a bajar. María sin poder parar de sonreír bajó del caballo. María hizo el amago de quitarle el yelmo a su caballero, pero este la paró. A continuación aparto las delicadas manos de María y se quito el yelmo. María se quedo asombrada... ¡¡Era Jorge!! ...