Ileva Unicornio Legendario
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| Tema: Mama, ¿es un angel? Sáb Jul 30, 2011 8:51 pm | |
| MAMÁ, ¿ES UN ÁNGEL? Era por la mañana. Oía el sonido del motor del coche, la conversación de mis padres en los asientos delanteros y los interminables berrinches de mi hermano pequeño a mi lado. Pero la verdad es que ni siquiera les estaba prestando atención, era un día muy importante para mí. Seguí mirando por la ventana, viendo pasar el mundo a toda velocidad ante mis ojos. Apenas esperé a que parara el coche para salir disparada, con el casco en una mano y los guantes en otra. Mis pies aplastaban la grava del camino, solo atentos a llegar al tablón. Allí estaba. Categoría 2, puesto 13. Participaba dos horas más tarde, aún tenía tiempo. Seguí la tabla con el dedo, buscando el caballo que me habían asignado. Eclipse, decía la hoja. Sonreí. Me crucé con algunas amazonas al ir junto al caballo. Intercambiamos palabras nerviosas y afectuosos saludos, antes de continuar con nuestras tareas. Dejé el casco y los guantes junto a la cuadra, en el suelo, y cogí un cepillo del guadarnés. Estuve más de tres cuartos de hora cepillando a Eclipse, hasta que su pelaje negro brilló hasta con la más mínima luz que le llegaba. Tardé un cuarto de hora en ponerle la silla, la brida y los protectores. Le ajusté bien los estribos y fui a cambiarme de ropa. Me puse unos pantalones de montar blancos, una chaqueta negra y botas altas. Intenté tranquilizarme, acababa de notar que estaba temblando. Volví junto a Eclipse y le saqué de la cuadra. Monté en cuanto llegué al picadero que había al lado del principal, donde se celebraba el concurso. Aún quedaba media hora para que me llegara el turno. Calentamos a fondo hasta que los altavoces gritaron mi nombre y el de Eclipse. Inspiré hondo, y solté el aire poco a poco. Al fin. Unos ligeros aplausos recibieron mi entrada al circuito. Entonces mi mirada se concentró únicamente en nosotros dos y el siguiente obstáculo, mis oídos dejaron de oir nada que no fuera la respiración de Eclipse, y mis manos solo sintieron las riendas. Cruzamos cada obstáculo sin dudar, cada vez que saltábamos me sentía volar. Sonreí para mi misma. El último, y más dificil. Forcé un poco a Eclipse para que acelerara y, de un salto limpio, acabé el circuito. Me relajé. Busqué a mi familia entre el público, y allí estaban, en primera fila, mi hermano sentado en la valla, con los ojos abiertos de par en par. Cuando pasé por su lado, oí de lejos, como si fuera un susurro en la niebla: -Mamá, ¿Eso es un ángel? |
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