Recuerdo del primer mensaje :

Actualmente es: AMANECE


Bienvenidos a la zona de role play!
En este thread irá todo el role DE FANTASÍA.
He aquí el formulario de la ficha, que tendrás que llenar y enviarme por MP antes de poder participar en el role:

Nombre de usuario:
Nombre del personaje:
Características:
*Historia:

*=opcional. Si escribes algo, no te explayes mucho o los demás no tomarán el hilo y se brincarán esa parte. No hay humanos en la historia, así que favor de no incluirlos

La historia se irá haciendo, y se irá actualizando aquí abajo para que los que se vayan integrando vayan agarrando el hilo.
El role se irá creando, pero comenzará siendo todos unos desconocidos con todos. Los mensajes del role van aquí.

-No me extraña que no lo sepas...-susurré, mirándolo fijamente a los ojos.

-Si de luchar se trata...-pasé a forma de loba gigante, plateada.-Estamos igualados, ¿no crees?-sonreí de oreja a oreja, exhibiendo mis hileras de relucientes colmillos. Mi cola no dejaba de estar tensa, y el pelo de mi lomo, erizado. Mis garras de loba estaban listas para luchar.

Miré cuidadosamente a aquel pegaso. No era un pegaso común y corriente.
-Ella es Nadya, primero que todo. Ella tiene el poder de leer los pensamientos de los demás, y... Bueno cambiar de forma. Ella es la figura cambiante de una profecía, y yo soy el Ying y el Yang.- Expliqué nuevamente.

-No te atrevas a tocar a Calisto, ni a Nadya. De lo contrario te mataré.

GRuí, Perisa estaba tanto y más furiosa que yo, parecía conocer a la perfección las intenciones del pegaso. Avancé violentamente contra él, pero no ataqué, no ibba a dejar a Perisa salirse con la suya. Solté un fuerte rugido, como aquel de cuando vi a los hermanos de Nadya, resonó por todo el bosque, abrí mis enormes alas y cerré los ojos con fuerza, resoplando fuerte.

Abrazé a Calisto con mis brazos.
-Tranquila, Perisa... No te pasará nada a menos de que yo lo desee... No te atrevas a usar el cuerpo de Calisto- Susurré en su oído.

- Respecto a mí persona -agregué- ya que lo han dicho, aclaro -dí un paso al frente, con la cabeza alta y la mirada reluciente de un color carmesí profundo, tan intenso como la sangre misma- sí, soy un demonio -miré a Maya- y si piensas que puedes acabar con alguno de nosotros, te equivocas rotundamente -declaré, furioso, aumentando de tamaño y cubriendo a todos, menos al pegaso, con una barrera, un escudo invisible que no permitiría que el pegaso atacara.

--Os ponéis de parte de los demonios. Un poseído es un demonio igualmente. ¿¡Os aliáis con las fuerzas del mal por voluntad propia!? --Estallé. -- ¡Si colaboráis con los demonios sufriréis el destino de los demonios!



Di rienda suelta a la furia de la justicia implacable. Levanté mis alas y de ellas brotó una oleada de llamas que creó una pared enorme de fuego consumiendo todo a su paso. El suelo ardió y mi cuerno proyectó un gran haz de fuego en todas direcciones. Había liberado al máximo el poder del fuego. Les atravesé a todos con mi mirada brillante y roja.

-- ¡Rendíos!

Sonreí, la llamas no traspasaron el escudo que Zashee había impusto. Suspiré, un poco jadeante por culpa de Perisa, que se tranquilizaba poco a poco.

Aquellas llamas no nos hicieron ni un rasguño- no podrás atravesarlo, no hay fuerza en la naturaleza que lo destruya, más que otro demonio, lo siento -le dije al pegaso- y será mejor que te tranquilices, tengo el poder de tomar el cuerpo de cualquiera, si no quieres que me meta en el tuyo será mejor que escuches nuestra escusa.

¿¡Creéis que tenéis energías suficientes como para aguantar el poderío de la justicia pura!?-- Chillé. Las llamas se hicieron más y más intensas. El poder divino cubría esas llamas, haciéndolas mucho más poderosas.

-Seré tu mejor amiga si así lo deseas, pero si los tocas a ellos, seré tu muerte, Aionhai-susurré. Salté sobre su lomo, hundiendo profundamente mis garras sobre su espalda.

-No lo toques...-susurré, cerca de su oído. Pasé a la forma del jacal de metal, el que solía usar para las batallas. Llamé mentalmente a mis hermanos, los cuales aparecieron a los costados de Aionhai en un santiamén, ya que yo estaba encima de él, arañándole la espalda.

-¿Qué eliges? ¿Vivir, o morir? Ellos serán demonios, pero créeme que he visto unos demonios de verdad. Ellos...no son lo que crees. Los ángeles te han enviado a exterminar solamente a los seres de corazón pervertido y mente malvada...Calisto y Zashee son los seres de mejor corazón que he conocido-admití, mientras seguía clavándole mis garras en su lomo, esquivando sus alas con habilidad y gracia.

-¡Cálmense de una maldita vez!- Gruñí furiosa.
-¡¿Acaso no ves, estúpido pegaso, que lo único que haces es enfadarte y pelear contra los demonios!? ¡No puedo creerlo! ¡Y tú, Zashee! ¿No eras tranquilo? Nunca dije que los acabaría. Sólo que los mataría. Me refería físicamente, no mentalmente. Aparte puedo cambiar la dirección en la que vas. Puedo crear y matar demonios a mi placer. ¿Quieres ver?- Dije mientras una fuerza sobrenatural comenzaba a rodear mi cuerpo.

Suspiré nuevamente, las palabras de Aionhai alteraban fuera de medidas a Perisa.

- Ya basta Aionhai... si sigues así, harás que me descontrols y créeme que no quieres ver eso -se fue a mi mente los recuerdos de la horrible y aterradora criatura que surgía cuando Perisa poseía por completo mi cuerpo, mire a Maya- menos querrás ver a Zashee... -él jamás había perdido el control era muy necesario tenerlo bien controlado, sólo una vez en su vida había perdido los estrivos y soltado su forma demoníaca más poderosa, aquella que arrasó con todo sin piedad, no hice ningún comentario.

-No lo hagas, Maya-ordené desde su lomo.-Los usará a su favor, no tienes una idea del poder que trae en su interior éste-afirmé, saltando a su lado en forma lupina.

-Detente de una vez por todas-exigí, poniéndomele enfrente y retándolo con mis ojos azules. Mis hermanos, Cane y Daemon, me flanqueaban, sin dudar en usar sus poderes ni un instante.

Gruñí, claro que no perdería los estribos, tenía un perfecto auto-control. Ignoré todo comentario y mantuve el escudo, cerrando por completo mi mente.

-No pienso hacerle nada, Nadya.- Dije finalmente levantando los brazos pero sin rendirme.

-Ahora, cálmate. ¿No ves que perturbas la paz de este mundo...? Tú también Aionhai...- Callé.

Cerré mis ojos... Y susurré en mi mente: "No tendría que haber creado a los demonios... Papá... Mamá... Necesito ayuda... No quiero que vean ese poder..."

Abrí finalmente mis ojos. Dejé que aquella aura dejara de rodearme.

Al final, Perisa terminó por escucharme y se tranquilizó lentamente. Mantuve mi forma y postura mientras caminaba para flanquear a mi hermano.

- Tranquilo -dije, un poco sin sentido, ya que sabía que podía controlarse sin problemas- estoy de tu lado -bromeé guiñándole un ojo. Miré de nuevo al frente, a Maya, a Nadya y finalmente a Aionhai-.

-Si quieres mantener la cabeza en su sitio...aleja tu poder de ellos-ordené.

-Después de todo no tendría que haberles creado...- Susurré en un tono casi sin sonido.
Finalmente recuperé mi compostura y dije amablemente:
-Aionhai... Calma... Ellos no nos harán nada. Es cierto que Zashee puede descontrolarse a veces, pero su poder lo controla bien, al igual que Calisto, ellos están de nuestra parte.- Dije melódicamente.

-Y Zashee... Calma, no permitiré que te haga daño, tampoco a Calisto ni a Nadya.

Zashee en forma de unicornio.
- Eso no me preocupa en lo absoluto -admití secamente, casi en un susurro, aún manteniendo el escudo frente al pegaso.

- Cierto -dije mirando a Maya- pero hay que admitir que tengo mis días -recordé riendo sin ganas, en una especie de susurro.

Terminé por acercarme aún más, sin temor, ahora estaba tranquilo y Perisa, controlada.

-Bien. Veo que ha sido un rudo saludo.- Dije sonriendo, casi riéndome.
-Bien, bien... Tengo un par de preguntas para tí. ¿Qué eres en realidad? ¿Cuál es tu historia? Y finalmente, si no quieres, no respondas, pero ¿Cuáles son tus poderes?

-Yo te respondo por él-dije con voz ronca, sin apartar mis ojos sobre los suyos, desafiante.

-Su nombre, ya lo conoces. Su poder, controla luz y fuego, los cuales usa para extirpar a los demonios de la tierra. Ésa misión se la confirieron los ángeles, y su historia...aún no ha pensando en ella, por lo que realmente no la sé-admití.

"Él está equivocado" me susurró Quirina, aquel ángel siempre aparecía en los momentos justos "se toma muy en serio su misión, pero aún deve aprender a escuchar y abrir su corazón" confesó mi ángel con la mirada sumida en una tristeza que se reflejaba en sus preciosos ojos.

Sólo asentí.

-Ya veo... Conque controlas la luz y el fuego... Y los usas para eliminar a los demonios. Una misión que te confirieron los ángeles. Veo que has sido bendecido por ellos.

-Matando a mis hermosas criaturas... Y yo que creé a ellos también...- Susurré para mí misma-

-Como sea... Quisiera escuchar tu historia, veo que tienes una gran historia esocndida en tu memoria.

Zashee en forma de unicornio.
Reí por lo bajo- entonces, supongo que nos llevaremos de maravilla -gruñí, dando un paso al frente, pisando con mis cascos con tanta fuerza que sentí el piso temblar, aunque en comparación con lo que podía hacer, eso no era nada. Resoplé, mantuve el escudo, auqnue ya me hartaba aquello.