Recuerdo del primer mensaje :

Actualmente es: AMANECE


Bienvenidos a la zona de role play!
En este thread irá todo el role DE FANTASÍA.
He aquí el formulario de la ficha, que tendrás que llenar y enviarme por MP antes de poder participar en el role:

Nombre de usuario:
Nombre del personaje:
Características:
*Historia:

*=opcional. Si escribes algo, no te explayes mucho o los demás no tomarán el hilo y se brincarán esa parte. No hay humanos en la historia, así que favor de no incluirlos

La historia se irá haciendo, y se irá actualizando aquí abajo para que los que se vayan integrando vayan agarrando el hilo.
El role se irá creando, pero comenzará siendo todos unos desconocidos con todos. Los mensajes del role van aquí.

Mi padre dirigió su mirada hacia Nadya.
~¿Qué te sucede?~ Dijo algo serio. ~No te haré daño, no tengas miedo... Aparte fuiste hermana de Maya y cuidaste de ella como ella cuido de tí. Significa que ganaste su confianza y que eres alguien importante para ella, por eso no te haré daño.~ Dijo sonriendo.

Me abrazó. Unas llamas azules recorrieron mi cuerpo, pero no quemaban. Me pasó un poco de poder al igual que mi madre, la Luna.
~Debo irme... Ya casi debe amanecer.~ Dijo transformándose en un rayo de luz volviendo al cielo, yendo nuevamente hacia su posición dijo: ~¡Estaremos cuidándote desde este hermoso cielo! ¡Maya! ¡Y a tí también Nadya!~

Una lágrima salió por mi ojo derecho, era plateada y otra lágrima, de mi ojo izquierdo recorrió mi mejilla, de color del fuego. Miré a Nadya y la abracé con fuerza con mi cuello.

Yo seguía en shock, pero me recuperé pronto.

-Hay que dormir antes de que amanezca-susurré. Dicho eso, me tumbé, aún en forma lupina. Mayhem me ayudaba a conservar mi forma, y así estaba mucho más cómodo.

Miré a Nadya con dulzura. Me tumbé junto a ella.
~

Los primeros rayos del Sol me despertaron, diciéndome "Despierta ya... Buenos días..."... Me desperté finalmente. Bebí un poco de agua y comenzé a pastar... Tenía un hambre que fallecía. Miré a Nadya y solté una risita y dejé que durmiera... Después de todo ella había sido la que más se cansó.

Seguí dormida panza arriba un buen rato, hasta que sentí el sol por encima de mí. Me caló un poco, por lo que pasé a forma equina y comenzé a pastar.

-Buen día Maya-saludé.

-Buenos días, Nadya- Respondí el saludo.

Fui al lago y me metí dentro del agua, procurando quedarme en la orilla. El agua estaba tibia de ayer. Se iba enfriando muy, muy lentamente.

-Nady, el agua está perfecta... Me despertó enseguida- Dije sonriendo. -Si quieres puedes venir- Dije amablemente.

-No me gusta el agua-murmuré. Era una mentira, pero de todas maneras no iba a entrar.

Me limité a acercarme a la orilla y beber un poco. Estaba tibia tirando a fría.

-No hay problema- Dije saliendo del agua. Estaba poniéndose bien fría.

Comenzé a pastar.
-Oye... Nadya, ¿qué tal si vamos a buscar a Calisto?- Dije preocupada.

-Está bien-confié. En mi camino a la montaña lo había visto por ahí.

-Mejor hay que quedarnos aquí...-murmuré, estaba muy cansada sin saber el por qué.

Ví el aspecto de Nadya. Estaba cansada. Le soplé en la cara, mandándole un poco de energía.

Pasamos por un sendero con llenos de árboles con sus flores rosas. Era un lugar hermoso, pero vimos a Calisto ahí, en el suelo, casi desmayado. Corrí rápidamente a verle.

-¿Calisto? ¿Estás bien?- Dije preocupada mandándole energía.

Me tumbé, y no seguí a Maya, por lo que no vi el estado de Calisto.

-¡Nady!-exclamó una voz, dulce y melódica, además de familiar.

Provenía de una yegua negra como el ébano, de ojos de un azul intenso y cascos del color de la plata.

-Ma...¿¡mamá!?-grité, sorprendida. Corrí a abrazarla; y ella me devolvió el abrazo.

-Oh Nady...te extrañé tanto...-comenzó a susurrar en mi oído, ambas fundidas en un abrazo.

-Y yo a tí-murmuré entre lágrimas.

-Ven conmigo...seamos felices en un lugar donde no hay preocupaciones, ni cansancio...-susurró con una voz musical.

Estaba embodada, por lo que no dudé en seguirla.

-Sígueme...-indicó, y dando media vuelta, abrió un portal de un color lila blanquecino.

Me dispuse a entrar, pero me contuve.

-¿Qué hay ahí, mamá?-pregunté.

-Oh, es el jardín de la eternidad, el auténtico...-informó ella.-No estarás ahí por siempre, será sólo una breve visita...-indicó.

Asentí con la cabeza, y seguí a mi madre a través de aquel portal. Había extrañado tanto a aquella yegua que no me di cuenta de que era todo una trampa.

En cuanto cruzamos, llegamos a otro bosque, muy tranquilo. Demasiado tranquilo...de hecho.

El color de los ojos de mi madre fue cambiando al negro, y fue encogiendo su tamaño hasta convertirse en una espada maldita, la cual se me clavó bien hondo en el lomo, justo a mi corazón.

-¡NO!-gemí con un grito ahogado.

Mis ojos pasaron del azul al tinto, además del color de mi pelaje. Mis dientes se alargaron, pasando a ser colmillos propios de un demonio. La espada obraba en mí, y aprovechándo de mis poderes, se transformó en águila, abrió un portal y cruzó el claro donde nací. Su intención era matar a Maya.

La espada era inmortal, por lo que yo también lo era mientras estuviera clavada a mí. Se enterró aún más, por lo que ya no era visible ni la herida que había provocado al penetrarme.

Ví a Nadya avanzando hacia mí. Mis ojos cambiaron de forma ~ejem no se imaginen cualquier cosa xD~ Antes eran unos ojos inocentes que no tenían noción de lo que pasaba, pero mi mirada cambió velozmente, se volvió realmente seria, y como si tuviera mucha experiencia peleando.

Me transformé velozmente en Maye, agarré a Calisto y lo puse en un árbol para que descansara. Luego me dirigí hacia Nadya. Estábamos frente a frente.

"Maya... Una espada, una espada demoníaca, inmortal; eso es..." Dijo Aphaia seria. ¿Inmortal...? No escuché nada de una espada inmortal... Salvo la espada que había forjado un demonio junto con una humana, para que pudiesen vivir felices.

Dí el primer golpe; me dirigí velozmente hacia Nadya y le toqué la cabeza, separándome rápidamente de ella. La tenía en su pecho, la espada, la tenía clavada en su pecho, si podía removerla conseguiría tener a Nadya intacta. No tuve más remedio que convinar mis poderes. Al combinar varios elementos de Maye, Maya, Afrodita, Kazeno y Rosario, mi apariencia cambió completamente; Una yegua blanca, con crines plateadas y mechas de dorado; Alas de fuego y viento, un cuerno impenetrable como el diamante y unos finos y elegantes colmillos de vampiro en mi boca.

Estuvimos un muy largo rato combatiendo. Ambas estábamos cansadas y yo evitaba pegarle fuerte al cuerpo de Nadya. Un rayo de luz se dirigió hacia mí en forma de una llama. Se detuvo en frente de mí y comenzó a brillar. Aphaia comenzó a brillar también. Era una luz segadora, por lo que cerré mis ojos. Cuando finalmente la luz se fue, ví un nuevo collar; La mezcla entre la Luna y el Sol; Un diamante color rojo carmesí, como la sangre. Escuché la voz del Sol diciéndome: "Utiliza este collar para quemar esa espada demoníaca..."

Rugí al ver al cristal. Me transformé en una dragona de fuego, negra como el carbón, con una aureola de fuego rodeándome todo el cuerpo, especialmente el pecho y la espalda.

La espada iba penetrando poco a poco, dentro de mí...iba convirtiéndome de equina a demonio, y también iba fundiendo mi alma con la espada.

Mi primera ocupación fue deshacerme del diamante. Lo tomé con mi hocico, lo quemé hasta reducirlo a cenizas y lo arrojé a un par de días de ahí, con la fuerza del demonio.

Después le di un golpe muy fuerte a Maya en el costado, quemándola parcialmente con mi pata, cubierta en fuego. Yo no paraba de rugir, y con cada vez que lo hacía, una llama gigantesca me rodeaba, haciendo imposible el alcanzarme.

Mi mente se debilitaba cada vez más, reduciendo mi fuerza de voluntad a polvo.

"Lo siento"-pensé, justo antes de tomar a Maya entre mis gigantescas patas. Una garra mía era de su tamaño, pequeñita e insignificante para mí. Comenzé a presionarla fuertemente.

Recordé su habilidad de controlar los elementos, por lo que me convertí en una águila de hielo, gigante. De nuevo, mi pata era de tamaño de todo su cuerpo.

Era un hielo seco, que helaba ante el más mínimo contacto, y que era indestructible. Lo más raro era que de mi hocico salía fuego, y un fuerte viento soplaba a mi alrededor.

Por suerte, antes de que el golpe de Nadya me tocara, puse un escudo para evadir el ataque. Me transformé en el viento y me dirigí hacia el pecho de Nadya. Me introducí dentro de su cuerpo, dentro de su mente y alma. Ví la espada, estaba atravesándole el corazón. Toqué rápidamente la espada, y provoqué que la espada se oxide, lo cual hacía que pierda mucho poder. Comenzé a oxidarla cada vez más y esta fué desprendiéndose del corazón de Nadya.

La espada se transformó en un equino. Me sorprendí un poco, pero no lo suficiente para caer en sus trucos. Me paré firmemente y comenzé a hablar con la espada.

-¿Qué quieres?- Inquirí.
-Sólo quiero este cuerpo, quiero el cuerpo de la figura cambiante, este cuerpo será mío.- Dijo la espada con una risa malévola.
-No lo conseguirás, no si yo lo evito. ¿No sería mejor tomar un cuerpo mejor?- Dije sonriendo.
-¿A qué demonios te refieres?
-Yo soy el Ying y el Yang, ¿no sería mejor tomar MI cuerpo? Yo te lo presto, pero no por una larga eternidad.
-Suena interesante... ¿Qué quieres a cambio?
-Que no ataques nunca jamás en tu vida a esta chica, ni a mis compañer@s.
-Trato echo. Lo juro. Ahora, déjame, déjame entrar en tu cuerpo.

En ese instante salí del cuerpo de Nadya y la espada también. Se dirigió hacia mí, atravesando mi lomo, mi corazón. Ahí la espada cayó en mi truco. Comenzé a envolverle con viento, oxidándola. Comenzaron a aparecer grietas en la espada. Yo gritaba de dolor, pero no me iba a detener.

Una parte de mí se había quedado con la fuerza y apariencia del demonio, con lo que rasgué a Maya en dos y saqué la espada, con lo que me penetró.

Maya estaba libre, y la espada dentro de mí, algo oxidada, pero seguía teniendo su poder.

Volé lejos de ahí. Usé todo mi poder mental para repeler a la espada, y finalmente lo logré.

-Lárgate, ser maldito-gruñí entre dientes, aún en forma de dragona. Continuó provocando estragos dentro de mí hasta que finalmente atravesó mi corazón de punta a punta.

Logró tener total dominio de mi cuerpo, además de mi mente.

Caí inconsciente dentro de una cueva, agotada, mientras la espada cambiaba mi apariencia y mi poder.

Me convertí en el viento y en un santiamén aparecí delante de Nadya. No tuve otra elección. Era lo único que podía absorver totalmente al demonio. Me transformé en Rosario y clavé mis finos colmillos en el cuello de Nadya.
Absorvia al demonio, rápidamente. La apariencia de Nadya iba volviendo a la normalidad, hasta que absorví completamente al demonio; ahí fue la misma de siempre. Procuré no tragar la sangre, mantenerla sólo en mi boca.

"Por favor... Kei, llévale esto a mi padre, el Sol, hazlo lo más rápido posible, entrégale esta sangre." Le dije a la pequeña llama que se había fusionado con Aphaia. Se desfusionó tomó toda la sangre de mi boca sin dejar ni siquiera una gota(?) y se dirigió hacia el Sol a la velocidad de la luz. Mi padre agarró esa sangre y la quemó, provocando el fin del demonio.

Me convertí en Afrodita e hice que Nadya tragara lentamente aguas curativas, que purificarían totalmente su alma, sin restricción alguna. También puse un escudo de los 4 elementos, mas un poco de poder del Sol y la Luna, para que ningún demonio se apoderara de Nadya.

Estaba volando entre las nubes, el sol y ase estaba poniendo, de repente observo a otros animales abajo, en la tierra, decidí hacercarme a observar...

Ví un animal acercándose. Puse un escudo invisible por si acaso.

-¿Quién eres tú?- Dije seria.

Miré a la yegua blanca que me habló y contesté-

Pues un caballo alado no me ves? xD-dije de broma-me llamo Bucéfalus, vengo de paso...

-Me refería a si eres algún intruso- Dije seria. -No siento ninguna mala presencia en tí... Veo que no quieres hacernos daño - Dije con una sonrisa pintada en la cara.

Hize una puerta para que aquel pegaso pasase. Luego pregunté amablemente:
-¿Cuál es tu nombre? Yo me llamo... Maya, Maye, Afrodita, Kazeno, Maym y Rosario- Dije soltando una risita.

En cuanto me sentí un poco mejor, alcanzé a leer la mente de Maya.

Descendí en círculos de la cueva, algo débil, y aterrizé a un lado de Maya.

-Bienvenido, Bucéfalus-yo no había escuchado nada de la conversación, su nombre lo había visto en su mente.-Mi nombre es Nadya-me presenté con una sonrisa, ocultando mis cicatrices con mis alas.

Me sorprendí ante la reacción de Nadya.
-¿Nadya? ¿Estás bien?- Dije algo asustada y preocupada. -Lo siento... Tuve que absorver la espada demoníaca mediante tu sangre...- Dije algo apenada sin poder evitar que una lágrima recorriera mi rostro.

-Estoy bien-afirmé para que no se angustiara. ¿Estaba débil? Bastante, y Mayhem estaba casi peor, pero ella iba reponiendo sus fuerzas conforme la noche se acercaba. Yo tendría que esperar bastante.

-Gracias a dios...- Dije aliviada.-¿Tienen hambre?- Dije sonriendo.

Negué con la cabeza.

-Así estoy bien-susurré.

Me qcerqué a mis amigas, mi herida estaba bien claro, pero de algún modo aún la sentía en la pata, por lo que estuve rengo un rato.

- Bucéfalus, ¿verdad? -dije mirando al pegaso- bienvenido -sonreí y miré a Nadya y Maya- ¿están bien?