Recuerdo del primer mensaje :

Actualmente es: AMANECE


Bienvenidos a la zona de role play!
En este thread irá todo el role DE FANTASÍA.
He aquí el formulario de la ficha, que tendrás que llenar y enviarme por MP antes de poder participar en el role:

Nombre de usuario:
Nombre del personaje:
Características:
*Historia:

*=opcional. Si escribes algo, no te explayes mucho o los demás no tomarán el hilo y se brincarán esa parte. No hay humanos en la historia, así que favor de no incluirlos

La historia se irá haciendo, y se irá actualizando aquí abajo para que los que se vayan integrando vayan agarrando el hilo.
El role se irá creando, pero comenzará siendo todos unos desconocidos con todos. Los mensajes del role van aquí.

-Ying y Yang-susurré.-Tú?-pregunté, algo aturdida y confundida. Sabía que el destino de mis hermanos sería una bomba...pero nunca pensé que serían parte de una profecía.

-No lo sé...- Dije misteriosa... -No lo había pensado antes ^^- Dije sonriendo. -No lo sé, no estoy segura... Y... Si soy yo... ¿Quién es la figura cambiante...?...-susurré

-¿Figura cambiante?-inquirí, alzando las orejas. Podría ser algún hombre-lobo o algo por el estilo...
-Hay muchas cosas que cambian formas-afirmé, un poco más relajada ya. A pesar de seguir hablando de la profecía, el dejar de hablar de mis hermanos me había tranquilizado un poca.

Me calmaba que se tranquilizara al dejar de hablar de sus hermanos..

-Lo sé. Hay muchas figuras que cambian de forma, incluso animales, como tú ^^. Hay una posibilidad de que seas tú- Dije sonriendo.

Me recosté un momento y cerré los ojos para escuchar a los pájaros cantar.

-Bah, no lo creo-dije, restándole importancia.

-Habrá que ir al mar a buscar las 95 plumas en este mundo, eh?-dije, alzando una ceja y tumbándome de lado en el suelo

-No Nadya- Dije soltando una risita. -Primero son 100 plumas, luego, están alrededor del mundo y dimensiones.

De pronto se me ocurrió una idea, preguntarle sobre esto a Maye.

-Oye, Nadya, ¿qué tal si le pregunto algo sobre esto a Maye? Quizás tenga algo de información...-Expliqué.

-Puede ser-dije con una sonrisa ante su idea.

-Ire a dar unas vueltas por ahí mientras "regresas"-sabía que tendría que concentrarse para hablar con Maye, por lo que tomé forma de águila de nuevo y alzé el vuelo.

-¡No te vayas lejos! ¡Y no estés mucho tiempo en es forma!- Le grité un poco preocupada.

Cuando perdí de vista a Nadya, me concentré. Cerré los ojos y me transporté a mi mente.

-Hola Maya- Me saludó seriamente Maye.

-Hola- Contesté amablemente.

-Bueno, estoy corta de tiempo- Le dije. -Nadya se fue volando y no quiero que se vaya lejos...

-Entiendo, lo sé, recordá que estamos unidas y pensamos lo mismo- Dijo soltando una risita. -¿Cuál es tu duda?

-Bueno... Quiero preguntarte sobre... Sobre dos cosas; vamos a lo importante: Quiero saber la localización de mis recuerdos transformados en plumas. No me refiero en donde se encuentra, su exacta ubicación. Sólo quiero saber en qué sitios se encuentran... Lo que dijo el viejo lobo no me quedó claro del todo.

-No sé dónde se encuentran... Sólo tengo la habilidad ~al controlar los 4 elementos~ de sentir su presencia. En este mundo se encuentran 50 plumas, repartidas a través del mundo. La mayoría están en tierra firme, pero hay un porcentaje bajo de plumas en el mar. Eso es TODO lo que sé. ¿Cuál es tu otra pregunta?

Le agradecí amablemente y continué: -Mi otra duda, es la profecía del Ying y Yang, la figura cambiante y los hermanos con las manos manchadas de sangre.

-Supuse que sería eso. Nadya estaba aturdida al escuchar la profecía. No sé con exactitud si es verdad, pero los hermanos, son los hermanos gemelos de Nadya; el Ying y el Yang, somos nosotras dos y la figura cambiante, estoy segura de que es Nadya. Ella pasará por momentos difíciles.

El poder que tienen sus hermanos, se apoderaron de ellos, fueron poseídos y al revés también. Sucumbieron a la tentación del poder y cuando tengas 50 plumas blancas y negras, una batalla comenzará; la batalla entre nosotras dos junto con Nadya contra sus hermanos gemelos. No puedo decirte más, puesto que es lo único que recuerdo.

-Gracias- Le agradecí amablemente. -Es todo lo que quería saber, chauchis...

Desperté llorando de esa charla. Veía a Nadya que se acercaba.

Llegue a una extraña parte en el bosque, todo se veía normal, pero la atmósfera se sentía mucho más pesada que antes y, a pesar de la luz del día, estaba muy oscuro.

A pesar de que mi instinto me decía que no avanzara, lo hice de igual manera.

Ya casi no veía nada, al menos en aquel lugar, a pesar de mi gran tamaño, no sería nada llamativo a causa de mi pelaje. Sin embargo note, al mirar hacia el tronco de un árbol, que mis profundos ojos rojos como la sangre, brillaban con intensidad, lo que me sobresalto lo suficiente como para soltar un leve grito.

- ¿Qué rayos es esto? -me pregunté a mí mismo, confuso.

- Sólo tu verdadero yo... -me contestó una voz fina, cantante, angelical y completamente desconocida para mí, y a la vez tan familiar- ven conmigo, y te explicaré todo lo que necesitas y aclararé tus dudad... -dijo tentativa aquella voz de ángel endemoniado.

Tenía miedo, pero no lo suficiente como para salir corriendo, por lo que tragué saliva y me adentré en busca de la voz.

-Maya... Escucho una rara presencia que llama a alguien- Escuché
a Maye diciendo eso, aún cuando no estaba concentrada. -¿En qué dirección?-
Dije preocupada. -No vas a poder con él, dejámelo amí, cambiemos- Dijo
seria Maye. Le respondí que estaba bien.

Luego de 2da transformación, fuí... Ejem; fuimos en donde se sentía esa
presencia. Galopé y galopé por el bosque hasta que me topé con… ¿Calisto? No
era posible, no podía ser Calisto, pero Maye me dijo que estaba buscando esa
rara presencia… No puede ser, no podía ser Calisto… ¿Qué pasaba? Me puse
nerviosa al escuchar eso. Me tranquilizé un poco. Cuando finalmente lo hize, fui
tras Calisto, ocultando mi presencia.

La voz me guiaba, y ya no le tenía miedo a aquella que parecía había escuchado antes, hace muchos años.

- Eso... ven conmigo -seguía diciendo- veo que sigues igual, y todavía no puedo entrar en tu memoria, pero recuerdo por mi cuenta -de repente un terrible escalofrío me recorrió todo el cuerpo y me paralicé.

Al aparecer frente a mis brillantes ojos color sangre, se hizo presente el porqué su voz era tan familiar... era ella... la que me había despojado de mi familia y amigos. Esa horrible bestia que acechaba mis pesadillas.

- ¿Acaso te sorprende verme? esque creíste que me habías matado, ¿verdad? -no logré articular palabra alguna. Sus garras arrasaban contra el suelo lentamente mientras se acercaba, su mirada espectral no me dejaba moverme.

Sin decir nada más una oleada de desesperación y dolor colmó mi cuerpo, mientras la bestia reía satisfecha. Me tiré al sueño sin poder moverme, lo único que sentía era sufrimiento, puntadas de odio e infelisidad.

Cuando desapareció con su risa resonando en el aire, mi cabeza se desponjó de todo recuerdo.

Abrí los ojos, brilantes cómo el sol, rojos como la sangre que se derramaba de mi boca, llenos de odio como mi corazón. Era un ser nuevo, ya no existía recuerdo de nada en mi memoria, estaba completamente en blanco y lo único que conocía ahora era el dolor y el sufrimiento.

Me levanté y doss enormes alas se desplegaron de mi lomo, acechando con una lluvia de pplumas negras como la noche... comencé a caminar, arrastrando todo lo que me colmaba.

-¡NO!-grité al ver a Calisto transformado en una bestia horrible. Algo me decía que yo podría hacer algo para solucionarlo, pero no sabía el qué. Y también le había perdido el rastro a Maya, pero la sentía cerca.

"Cali"-pensé, mientras una lágrima rodaba por mis plumas alrededor de mi pico de águila. Aterricé a su lado, firme, con un nudo en la garganta.

-Calisto, éste no eres tú-intenté hacerlo recordar, ya que en su mente sólo había unas espesas nubes negras de odio y rencor.

Con la cabeza alta, miré de reojo al ave. No sabía quién era y tampoco me importaba. Le ignoré sólo para no atacar y seguí mi camino, acelerando el paso, arrastrando mis enormes alas y con la mirada inyectada en sangre.

Lancé un grito, más bien un graznido de desesperación. No quería perder a mi mejor amigo.

Adopté mi forma equina de nuevo, pateando con fuerza un casco contra el suelo.

-Quién hizo esto-dije entre dientes. Sentía a alguien más aquí, y si Calisto seguía sin decir palabra me iba a enojar de verdad.

Sentí algo de sorpresa al ver como el águila tomaba una forma equina.

- No sé de qué hablas, pero ¿acaso importa? -contesté entre dientes, con la voz rasgada y herida.

-¡SÍ QUE IMPORTA!- grité, alzando las alas, lo cual me dio un aspecto imponente y amenazador. Mis ojos iban pasando de azul claro a azul eléctrico, azul ultramar, verde muy oscuro para finalizar en el negro, lo mismo que mis crines.

Estaba dispuesta a vengarme y recuperar a Calisto.

Solté algo muy parecido a un rugido mientras mostraba unos colmillos cubietos de mi propia sangre.

Alcé las alas y comencé a acercarme a la yegua.

- No te metas -comencé- no sé quien demonios eres, pero te recomiendo que te vayas -gruñí, amenazando.

-Conque gruñidos, ¿eh?-dije. Mientras hablaba, fui tomando la forma de una leona, de un tamaño visiblemente mayor que él, con una cola dura y elástica y unas alas negras.

Fruncí el hocico y mostré mis colmillos, cual leona para defender a sus cachorros. Lancé un rugido que, debido a mi tamaño, sacudió el pasto alrededor de mí y cimbró un poco la tierra.

No retrocedí, al contrario, dí un salto en su dirección con la intención de clavar mis colmillos en su piel.

Caí en sima de ella y le mordí en el lomo, cerca del cuello.Caí hacia un costado y me paréd e un salto, todavía gruñiendo.

No hirió mucho pero sí arrancó un poco de pelo.

-Vaya vaya, siendo un demonio das saltos de caballo, ¿eh?-dije.

Era mayor que él en tamaño, por lo que tensé los músculos de mi pata, saqué mis garras bien afiladas, capaz de cortar un pelo en el aire y tomando impulso, se las clavé en el costado, dejándolo con rasguños profundos.

Me di la vuelta y mantuve mi cola en movimiento, lista para evitar que trepara a mi lomo de nuevo, el cual ardía sólo un poco.

Solté un furte rugido.

Mis ojos ardieron y brillaron aún más, expresando ira y dolor.

Me volví contra ella una vez más, ignorando mis heridas, como si estuviera acostumbrado a sentir dolor. Dí otro salto y solté un sonido diferente al anterior, no era un rugido animal o bestial, más bien endemoniado y resonó en todo el bosque.

-Das brincos como saltamontes-me quejé.-Acabemos de una vez-

Me dolía el herirlo, pero si el demonio era una apariencia externa, significaba que él estaba dentro, ¿no?.



Lo aplasté con la pata delantera izquierda, le clavé las garras en el costado que no estaba herido y las doblé para tenerlo bien sujeto. Lo arrojé al aire, sacando mis garras de su carne putrefacta.

Me limpié la almohadilla contra el pasto, el cual, con el roce de la sangre se secó. Suerte que me había limpiado a tiempo.



Me acerqué en una carrera hacia donde había caído, no muy lejos. Esperaba que el golpe lo hubiera atontado bastante, por lo que le mordí una pata. Enterré mis colmillos hasta que sentí que había atravesado los tendones y las venas carcomidas y que mi quijada cerraba perfectamente. Abrí el hocico, dejando en su pata huellas de mis colmillos.

Solté toda la sangre de un escupitajo a un lado del pasto, el cual también se secó.

Al caer cerré los ojos con fuerza, cuándo me soltó la pata los abrí de golpe y me paré de un saltó impulsándome con las alas hacia el aire. Volví a solatar aquel rugido domoníaco, mientras la sangre carmesí bañaba casi todo mi cuerpo.

Embestí a la leona como pude con mi cuerno, de forma violenta y caí a causa de la herida de mi pata.

Me levanté nuevamente sin apoyarla.

Clavó su cuerno contra mi pata, por lo que solté un rugido y me enfureció aún más.

Lo tomé con mis dientes del cuerno, cerrando fuertemente el hocico y lo sacudí para trozarle el cuerno. Una vez que lo conseguí, me lamí la pata. Salía sangre a borbotones, pero me las arreglé para detener la hemorragia.

Dolía bastante la herida, pero eso sólo acrecentó mi ira contra cualesquiera ser que hubiera hecho eso.

Aplasté su cuerpo contra la hierba con mi pata sana, amenazando con clavar mis garras en su yugular.

-Dime, de una vez, quién te hizo esto-espeté, con el hocico tenso y los dientes listos para cerrarse alrededor de su faringe.

Rugí nuevamente, pero no me moví, en cambio solté una risilla.

- ¿Crees que vas a encontrarla? -reí más fuerte- no puedes verla, sentirla, oirla, no podrías tocarla -suspiré con enojo- ella es como un fantasma, no es posible matarla... es inmortal pero sólo porque ya está muerta -otra vez comencé a reír, mientras la sangre salía desde mi garganta y se escurría en mi boca- ya se fue, muy lejos, a otra dimensión probablemente.

Tocí con fuerza y en un ráìdo movimiento estiré el cuello y mordí su pata para soltarme.