Recuerdo del primer mensaje :

Actualmente es: AMANECE


Bienvenidos a la zona de role play!
En este thread irá todo el role DE FANTASÍA.
He aquí el formulario de la ficha, que tendrás que llenar y enviarme por MP antes de poder participar en el role:

Nombre de usuario:
Nombre del personaje:
Características:
*Historia:

*=opcional. Si escribes algo, no te explayes mucho o los demás no tomarán el hilo y se brincarán esa parte. No hay humanos en la historia, así que favor de no incluirlos

La historia se irá haciendo, y se irá actualizando aquí abajo para que los que se vayan integrando vayan agarrando el hilo.
El role se irá creando, pero comenzará siendo todos unos desconocidos con todos. Los mensajes del role van aquí.

Me doló el golpe de Nadya, comenzé a llorar sangre, relinchando con rabia, pero no sabía lo que hacía. Despistó a Nadya con mi cuerpo y fué tras Calisto. Grité lo más fuerte que pude: -¡¡¡CALISTO!!! ¡Vuela más rápido!- Grité llorando mi sangre carmesí.

Poco a poco iba perdiendo energía, iba perdiendo mi propia voluntad. La espada estaba fusionandose con mi corazón. ¿Qué podía hacer yo? Nada! Estaba furiosa. Ese enojo, con la rabia y la tristesia se convirtió en una masa de pensamientos negativos y fui tras Calisto, sin ser yo misma.

A menos que alcanzaran la profundidad de mi corazón, no podría despertar. Cuando estube cerca de Calisto, le rosé su lomo con mi cuerno, pero eso provocó un corte un poco profundo en el lomo de Calisto. Lloraba cada vez más y más, y mas sangre.

-¿M-Ma...? -no creía lo que veía, en realidad no uqería hacerlo.

Otra vez aquel ardor en mi cuerpo se apoderó de mi atención, era tan fuerte que solté un fuerte relincho de dolor. Caí al suelo y traté de alejarme como pude de Maya, si me quedaba había dos opciones: ella me mataba o yo la mataría. No quería enfrentar ninguna de las dos.

-¡¡MAYA!!-grité con toda la fuerza de mis pulmones. Me acerqué a ella con cuidado y le susurré en el oído.

-Recuerda quién eres en realidad. Tú eres el Ying y el Yang. Regresa lo más pronto posible. Tienes que emprender el viaje para cumplir la profecía-susurré cerca de su oreja, para después alejarme cuanto más pude del alcance de sus dientes.

Llorando me acerqué a Calisto y lo arrastré lejos de ahí. Si los dos cambiaban formas, si el corazón de Maya se perdía y si la otra forma de Calisto salía...yo ya me veía muerta.

-Regresen-dije entre sollozos, apartando a Calisto fuera del alcance de Maye.

- Estoy bien -dije con fuerza. Los ojos me brillaban y me ardían, pero me puse de pié, concentrándome en mantenerme cociente y al control de mi cuerpo.

- Tenemos que hacer algo, ¿pero qué? -

-Esperar a que reaccione. Sólo entrando a su corazón podremos despertarla-repetí lo que había leído en su mente.

Estabe n una gran confusión: no sabía si dejar de vivir o seguir viviendo mientras mataba diferentes seres. La espada vió a Nadya que alejaba a Calisto. Me enfurecí; Me transformé nuevamente, en otra criatura, diferente; mi cuerpo era equino, con alas y un cuerno, pero mi pelaje, negro, sin vida, putrefacto. Mis dientes pasaron de ser blancos como la luna, a ser rojos como la sangre, mientras que de ellos salía sangre. Mis ojos, en vez de ser uno de cierta manera y el otro de otra, eran ambos rojos, con una pupila en forma de estrella.

Mi pelaje estaba manchado de sangre y yo seguía llorando sangre. Traté de controlarme pero en ese intento, la espada demoníaca durmió mi espíritu, para manejar con libertad mi cuerpo.

En un lugar oscuro, lleno de sangre estaba Maya y yo (Maye). Ambas escuchamos una cálida voz... ¿De quién era?... No le prestamos atención a eso sólo tratamos de escuchar; era una canción...

Mientras que eso pasaba la espada estaba atacando con mi cuerpo a Calisto. Era raro, sóla y únicamente atacaba a Calisto, no atacaba si no era necesario.

- Claro... claro -repetí tratando de evitar pensar en negativo. Si no me controlaba terminaría por casar más problemas, aunque sabía que era verdad, ese pensamiento solo me hizo peor. Caí con las patas delanteras de rodillas y mis alas perieron algunas plumas, pero se hacían más pesadas.

- Concéntrate, concéntrate... ¡concéntrate! -me decía a mi mismo, enfadado.



Esquivaba de forma abrúpta a aquellos ataques, pero era dificil y lograban alcanzarme de a poco.

Extendí mi pata, sacando mis garras y la enterré en el pecho de "aquel" nuevo ser, sacándole la carne putrefacta hasta que vi la espada. La tomé con sumo cuidado, la desenterré, venía con un enorme charco de sangre.

Me transformé en una dragona, grande y majestuosa, con escamas azul reluciente, impenetrables. Con las llamas de mi boca intenté reducir la espada a cenizas, mientras iba transformándose de nuevo en serpiente. Iba a por mí, pero esquivaba sus ataques con habilidad. Era mucho más rápida que ella, por lo que en poco tiempo mis llamas, de un azul intenso, la consumieron por completo.

De ella salió un tufo negro, como llamareada al cielo.

-Regresa por donde has venido, ser maldito-ordené. Desapareció bajo la tierra; y yo caí desvanecida debido al cansancio, tanto mental como físico.

- Nadya... -cerré los ojos, no podía luchar, si lo hacía el demonio me dominaría. Lo estaba haciendo, me dolía el alma, en lo más literal, me ardía el cuerpo. Las heridas físicas que había producido aquel ser que poseía a Maye, apenas eran como una cosquilla.

Estaba cambiando, lo sabía, lo sentía, todo ese dolor.

Yo estaba desmayada, el acabar con la espada me había adormecido. Pero algo me decía que tenía que despertar, tenía que luchar...finalmente, le hice caso a esa voz tan persistente y abrí los ojos.

Calisto estaba cambiando, aquella extraña forma rojiza, de ojos reluciente carmesí y alas de murciélago. Me incorporé, con cierta dificultad, como una dragona de nuevo. En cuanto más grande, menos daño me haría, pero también más energía consumía mi cuerpo.

Me mantuve consciente todo el tiempo, luchando contra esa parte que intentaba hacerme descansar, caer en un profundo letargo.

-Cali...sé que puedes hacerlo. Puedes dominarlo. Es una parte de ti, y por lo tanto, sometida a tí-susurré con una voz cálida en su oído. Esperaba que por lo menos le diera un consuelo antes de tener que luchar para proteger al resto.

- Yo... puedo... lo... lo sé -entrcortadamente las palabras salían, a pesar del dolor me amntuve conciente, ese demonio me quería tirar hacia atrás y dejarme sin control. Pero no iba a poder, no lo permitiría de nuevo.

De repente algo ecplotó en mi interior, algo completamente nuevo. Me paré y miré a Maye, o lo que quedaba de su ser con la mirada inyectda en sangre, estaba tranquilo.

Mi cuerpo seguía ardiendo, había aumentado en tamaño, unos enormes colmillos sobresalían de mi boca ensangrentada, mi cuerno se hizo tanto y más fuerte que el acero. Pero era tal el dolor que creo que ya no sentía ese sufriemiento, agonía. No estaba seguro de tener el total control, pero si la gran parte.

¿Qué sucedía? Sentía como si no sintiera tanto dolor en mi cuerpo, como si no quisiera llorar. ¡Maya! gritó Maye.

-¿Qué sucede...?

-Estamos libres- Dijo llorando de emoción. -Nadya venció a la espada demoníaca...

Nos fuimos de aquel sitio. Sentíamos como si nuestro corazón olvidase esos malos momentos en los cuales atacaba a Calisto y Nadya. Desperté. Estaba mal herida, mi sangre salía de a montones. Utilizé mi última reserva de energía para preparar ese brebaje especial. Mezclé esa hierba especial, con un poco de agua curativa y como pude unté un poco de la mezcla en mi herida. Ví a Calisto pasando su transformación.

Me acerqué como pude, el efecto del brebaje no había echo efecto aún, por lo que mi sangre seguía saliendo de a montones.
-Calisto... Tranquilo... Domina ese ser... Es una parte de tí... Si él te domina a tí, tú podrás dominarle...- Le abracé con el cuello pero, mientras le abrazaba, quedé inconsiente.

Lo último que ví antes de quedar inconsiente, fue la forma nueva que tomaba Calisto... No era a la de laúltima vez..

Era distinto ahora, sentía que él también controlaba ciertas cosas, pero yo tenía poder sobre el demonio.

- ¡Maya! -como pude la llevé junto a Nadya- ambas estaban agotadas... sentía algo de culpa en esto, pero tenía que hacer algo apara ayudar. Recordé aquellas plantas que tanto usaban para sanar las heridas, las buqué y en poco tiempo esuve de vuelta, untándolas con cuidado en las heridas

Me dolía... Me dolía mi herida, sentía que alguien estaba poniendo hierbas medicinales en ella. Me ardía, pero a su vez me aliviava el dolor.

Desperté unas horas después de que me desmayara.
-¿Estás bien...?- Dije con una voz temblorosa, obviamente dirigido a Calisto. -Estaba... Estaba...- No quería seguir mi frase, pero me forzé a terminarla: -Estaba ata... atacándolos... ¿Verdad?- Dije dejando que una lágrima recorriera mi mejilla.

Recuperé mi forma equina, temblando debido a lo débil que estaba, pero había prometido proteger a la manada en caso de que...a Calisto le sucediera "eso".

-Sí-dije con voz hueca.-pero no te preocupes, ya pasó-susurré y caí inconsciente.

Me puse al lado de Nadya y le abracé con el cuello, aunque estuviera inconsiente y comenzé a cantar una canción:

Las flores con botones de primavera
Se reúnen en el Sol de verano.
Dentro de mí corazón...
Espero fervientemente...
A que llegue ese nuevo día
Incluso los días que cierro mis ventanas.
Palpitando en mi corazón
La luz atraviesa las nubes

[...]

Una voz lejana me guía...
Como si sonriera, como si cantara
El viento que hace eco...

Alegría y tristeza
Tomando a los dos y sigo adelante.
Mi mano y la tuya
Se unen fuertemente...

[...]

¿Cómo conocía esa canción? No le presté atención, era una bonita canción, aparte recuperaba mis energías a medida que iba cantando.

Sonreí levemente y cerré los ojos y escuché la canción.

- Nady, ¿estás bien? -pregunté buscando alguna herida. Me dí cuenta que aún no recuperaba mi forma normal, esa llama que adría en mi interior no era tan intensa en ese momento, pero seguía viva.

Quería responder, quería agradecer por la canción pero algo mantenía mis labios sellados, y mis párpados; unidos a las comisuras del ojo.

Tuve un sueño, la espada siendo usada por mis hermanos. De nuevo, habían fracasado en sus planes. Sabían que Maya tomaba parte importante en sus planes, y que las plumas eran algo fundamental en la profecía.

Al destruir la espada no les quedó otro remedio más que tomar otra alma demoníaca, tomar un rosal y fundir ambas almas; tanto de la planta como del alma posesa.

Después vi a mucha gente tomando rosas de ahí; cayendo muertas instanáneamente. Tendríamos que destruir ese rosal a toda costa.

Abrí los ojos de repente, jadeando. Me puse de pie en un salto.

-Hay un rosal por aquí?-pregunté.

- ¿Rosal? -recordé- es probable, está un poco más al sur, pro anda algo escondido, lo ví antes de encontrarme con el demonio...-suspiré- ¿por qué?-.

Tragué saliva.

-Dónde está, exactamente? Llévame-pedí. Tendría que quemarlo, cortarlo o hacerle lo que fuere, pero acabar con esa cosa.

Cerré un momento los ojos recordando. De a poco mi cuerpo volvía a la normalidad.

- Bien, sígueme, no está muy lejos -asguré caminando a paso seguro. Volaría pero tenía que arrastrar las alas que no respondían en ese momento, aún necesitaba el control total de mi cuerpo.

Lo seguí sin más, cambiando silenciosamente a una dragona azul intenso, con escamas relucientes y tan unidas entre sí que casi no dejaban entrar ni aire. Era una coraza protectora, y de mi hocico salía una leve ráfaga de humo.

Me adentré en el bosque a paso seguro, pero lento, por el peso de las enormes alas.

No tardamos en llegar, tenía muy buena memoria, pero eso sólo ayudaba en estos casos, era un estorvo en otros como en las pesadillas.

- Aquí es -dije apartandome a un lado y señalando con el hocico.

~Hagamos que los había seguido XD~

-¿Qué viste Nadya? ¿Qué es lo que viste en tu sueño...?- Le pregunté, debido a que soñé un rosedal, envenenado por dos equinos, que cualquier ser que tocara un pétalo, moriría.

Las rosas que producía eran realmente hermosas, sin ni un solo espino, con los pétalos cubiertos de gotas de rocío y de un color carmesí intenso.

Lancé una bola de fuego, lo cual incendió todo el rosal. Esperé a que se quemara.

-Lo mismo que tú-respondí, lanzando más fuego para acelerar el proceso de combustión.

-Los dos caballos fueron mis hermanos-expliqué.-sabían que uno de nosotros vendría y cortaría la rosa, pero sinceramente no sé quien-admití.

Una vez que se consumió, salió una nube negra, tomando la forma de una rosa marchita, la cual se esfumó al instante.

-Mis hermanos fundieron las almas del rosal y de una alma posesa-me dirigí a Calisto. Mientras hablaba, recuperé mi forma de una yegua palomina con crines blancas.