Recuerdo del primer mensaje :

Actualmente es: AMANECE


Bienvenidos a la zona de role play!
En este thread irá todo el role DE FANTASÍA.
He aquí el formulario de la ficha, que tendrás que llenar y enviarme por MP antes de poder participar en el role:

Nombre de usuario:
Nombre del personaje:
Características:
*Historia:

*=opcional. Si escribes algo, no te explayes mucho o los demás no tomarán el hilo y se brincarán esa parte. No hay humanos en la historia, así que favor de no incluirlos

La historia se irá haciendo, y se irá actualizando aquí abajo para que los que se vayan integrando vayan agarrando el hilo.
El role se irá creando, pero comenzará siendo todos unos desconocidos con todos. Los mensajes del role van aquí.

--Aionhai olvidó que la venganza solo trae dolor. Olvidó mi amor. Soy...lo que mi amor ha hecho de mí. Por amoor me convertí y...por el dolor del amor fui engañada por un demonio...Ahora ese dolor me ha convertido en demonio!¡¡Y NO PARARÉ HASTA QUE ESE DOLOR SEA VENGADO!!!

Con un relincho loco, se alzó de patas. Su lengua era la de una serpiente y parte de su rostro, sin piel, era una simple calavera en cuyo interior bullía algo extraño.

--¡¡¡VEN, AMOR MÍO!!! ¡¡¡POR FIN TE HE ENCONTRADO!!!¡¡¡SE ACABÓ LA BÚSQUEDA!!! ¡¡¡VEN CONMIGO....AL INFIERNO!!!!

-Ni de coña te lo llevarás- Dije fusionando todos mis seres en un solo cuerpo, transformándome en vampira.

-Pasarás sobre mi cadáver primero- Dije sonriendo maliciosamente.
-¿Sabes qué? El amor es como una rosa, al igual que los vampiros ¿lo sabías? El amor es precioso por fuera, igual a una rosa, sin embargo si llegas a tocar uno de sus pinches duele ¿no es así?- Dije sonriendo.

-El amor no es bueno ni malo, siempre habrá una consecuencia detrás de todo. Nada es perfecto, ni imperfecto, por dios sólo te dejaste llevar y mira en lo que te ahs convertido.- Dije transformando mi brazo, en una poderosa espada, pero no era una espada ordinaria, era una espada que era como un cielo estrellado.

-¿Puedes controlar el infierno, el inframundo? Me sorprendes, conozco pocas personas que puedan hacerlo- Dije poniendome en guardia y levantando una mano moviéndola para que viniera.
-Vamos, estoy esperándote- Dije sonriendo.

Millie rió locamente otra vez.

--¿Por qué le defiendes? ¿Por qué? Déjale venirse conmigo, es lo que desea. Soy su amada, la belleza que le conquistó. Vete y no morirás. No arriesgues tu vida por alguien que no seas tú. Eso es lo que enseñan los demonios.

De su cráneo de hueso comenzaron a salir una marea de arañas como puños de grandes, venenosas y voraces. Corrieron hacia Maya, dispersas y dispuestas a morder.

--Servirás de alimento a mis hijas...

-No te preocupes, ten por seguro de que no moriré- Dije giñándole un ojo pícaramente.
-Ah ¿que por qué le defiendo? Eres una tonta, ¿no es obvio?- Inquirí.
-Él es mi amigo y los amigos se ayudan entre sí ¿y me vas a preguntar que por qué le defiendo? Yo nunca abandono a mis camaradas, y mucho menos a mis amigos, a las personas que son importantes para mí, NUNCA- Dije seriamente.

-Claro, no arriesgar mi vida por alguien que no sea yo. Es verdad, nunca me preocupé por mi misma, por mi propio ser ¿pero sabes qué? Prefiero morir salvando a alguien, que ver como simplemente se va al otro mundo.- Dije realmente enfadada.

-Estoy esperándote, mi princesa demonio- Dije en son de broma.
Agité mi espada una sóla vez, sólo una y un gran círculo, gigantesco, apareció en frente mío, absorviendo aquellas arañas.
-No sabes lo que te espera- Dije sonriendo. Era cierto, aquella espada no era una espada común y corriente, aquel gigantesco círculo, era la entrada al infierno y una vez que entraste, no puedes salir, NUNCA.

-Vamos, ven aquí, pelea tu misma, no ensucies las manos de tus supuestas hijas, ensúciatelas tú, quiero pelear con tigo, nada de alimento- Dije con unos terribles ojos desafiantes.

--Amistad...¿eso existe? ¡No! Es como el amor, un vano fantasma. Un obstáculo para el poder. ¿Prefieres morir salvado a alguien? ¡Ja! ¡Ilusa! ¿Crees que alguien escapará del poder del Infierno? ¡¡NO!! ¡Solo morirás antes o después! La hora de la Muerte nos llega a todos...Y eres más ilusa si crees que me podrás derrotar con el poder del Infierno mismo! ¡¡¡YO SOY UN DEMONIO!!!

Alzó sus alas de hueso y telaraña y una nube de oscuridad se abrió ante ella. Un millar de calaveras de energía se formaron, chillando con el terrible chillido de los muertos. Aquella masa era capaz de consumir la materia viva y lanzó es nube contra Aionhai y contra Maya.

Aionhai lanzó una onda de luz que arrasó con gran parte de las almas en pena pero no pudo pararla del todo. Una gran parte aún iba hacia Maya.

-Pues sí, prefiero morir siendo útil, no en vano- Admití bajando mi espada un momento. La alzé de nuevo y la espada cambió de nuevo, esta tenía en la parte de arriba escamas de dragón. Persiví su vórtice demoníaco y lo corté con la espada, provocando que aquellas calaveras y almas desaparecieran y se purificaran.

-Vamos, ¿eso es todo lo que tienes? No me hagas reír, ¿y te haces llamar "demonio"?- Inquirí.

-Esta espada guarda más secretos de los que tú crees- Dije sonriendo desafiante, como de costumbre. Agarré la funda de la espada y guardé la espada dentro de ella.

-Claro que yo no seré quien te destruya- Dije mirando a Aionhai, luego regresando mi mirada hacia Millie.
-Quiero que me respondas la siguiente pregunta- Pedí. -¿Para qué quieres matar a Aionhai? ¿Para vengarte? Si me llegas a decir eso, te juro que no te lo perdonaré. Eres una niña inmadura, que se dejó llevar por poderes demoníacos de un demonio, poseyéndote y utilizándote a su incumbencia.

-Si no reaccionas, no solo morirás tu, sinó también nosotros, sería capaz de decirte que hasta todo el mundo, pero no puedo afirmartelo.

Al terminar aquella frase mordí mi dedo índice, formando un arco con flechas sin embargo, sin utilizarlo

--¿¡Osas insultarme!? ¿¡Una niña inmadura que jugó con demonios!? Nooo, no soy eso. Soy, sencillamente, una portadora de la verdad que viene a iluminar a los cegados como vosotros. Lo que veis en mi es lo que os espera a todos. Además...yo todavía quiero a Aionhai. Mírale. Es un ejemplar magnífico. Le amo. Mírale. Le ofrezco una eternidad a mi lado. Poderosos, eternos, los reyes del mundo y de todo cuanto posean los demonios. ¡Eso le ofrezco! Y ten por seguro que, si quisiera matarte, ya estarías muerta dos veces, amiga.

Con estas palabras, Millie quitó el camuflaje de más de doscientas agujas de oscuridad que apuntaban a varios puntos vitales de Maia y qué habían estado cubiertas.

--Te mataré sin remordimientos. He matado mucho. No pasará nada por hacerlo una vez más...

De repente las agujas de oscuridad se iluminaron y cayeron al suelo, quebradas. Aionhai, con la luz en sus alas, avanzaba hacia Milli con la furia contenida.

--¿Dónde está mi dulce Marian? ¿Dónde aquella dama que no quería irse de caza por no herir a un animal? ¿Dónde aquella que rezaba por sus enemigos? ¿Dónde? ¿Dónde está la chica que esudió botánica solo para poder curar? ¿Dónde está aquella de quien me enamoré? ¿Sigue viva en se montón de oscuridad y huesos...?

Miré aquellas agujas sin miedo, pero me sorprendí cuando Aionhai las quebró, sencillamente. No dije nada, me quedé inmóvil. Cerré mis ojos y los abrí, apartándome hacia un lado, dejando pasar a Aionhai.

Me transformé en una simple yegua blanquecina, pero era extraño, mi apariencia había cambiado un poco ¿Qué sucedía? No era normal... Ahora, mi apariencia era más transparente que blanquecina, mis ojos totalmente blancos y mis pies apenas y tocaban el piso, solo y simplemente estaba elevándome.
"Ni de coña, ¿un fantasma?" pensé extrañada. Le resté importancia y me quedé observando.

--Marian...¿¡Por qué te has aliado con las fuerzas que juraste destruir!? ¡Yo no te hice eso! ¡Lo has elegido tú sola!

Marian relinchó de nuevo y se lanzó a la carga. Durante más de diez minutos ella y Aionahi combatieron en un interminable baile mortal. Marian luchaba con agilidad y con gracia pero Aionhai con contundencia y táctica. La luz y la oscuridad se anulaban entre sí emitiendo destellos y sombras paulatinamente.

En un momento, un golpe de oscuridad estalló y Aionhai cayó de costado, herido y sangrando. No tardó en levantarse con el pelaje empapado de sangre brillante y volvió a la carga esta vez lanzando proyectiles de luz. Uno de ellos alcanzó de lleno a la yegua demoníaca.

Aionhai no lo vio pero, durante un instante, la imagen cambió. En lugar de la diabólica criatura se la vio pura y luminosa. Solo un instante.

Observé aquella batalla y abrí mis ojos al contemplar, por sólo un instante fugaz, a Millie.
-Millie... No me digas que tú...- Murmuré.
"Sólo... Te rendiste ante la oscuridad y te consumió, transformándote así en este demonio... Y aparte te controlan, no eres tú en realidad, no lo haces por voluntad propia..." pensé seriamente.

Mordí mi dedo índice y un poco de sangre salió de él y la lanzé contra Aionhai, contra aquella herida que había provocado aquella yegua, pero no le ataqué, simplemente recubrí la herida para que no saliera sangre, ni tuviera hemorragia.

Aionhai notó como su herida se limpiaba y se tapaba. Una corriente de luz la cubrió y la curó al instante. Millie, un tanto herida, seguía atacando con fuerzas renovadas. Lanzaba sus agujas ocultas pero Aionhai las detenía rápidamente con luz y fuego.

La diabólica yegua diabólica retrocedió ante las llamaradas --¡¡¡VEN CONMIGO AL INFIERNO!!!

Y con este grito cargó en su cuerno todo el poder oscuro y se lanzó a la carga. Aionhai concentró luz con toda la rapidez que pudo. El choque fue titánico, ambos se alzaron de patas en el aire y chocaron. El estallido creó una gigantesca onda expansiva y cuando la luz del impacto se disipó, cayó al suelo Aionhai, agotado y herido, y una criatura blanca, una bella yegua blanca con alas y cuerno. Su pelaje blanco estaba empapado de sangre pero estaba viva. Jadeando y con la sangre en su boca solo pudo sonreir amargamente y decir.

--Matadme...por favor...

Miré a Aionhai, gravemente herido y puse más sangre en él para que la hemorragia se detuviera. Miré a Millie y me dí cuenta que aquello que había pensado era cierto, o al menos la mayoría.
"Vaya, realmente te habías dejado llevar..." pensé con una mirada de preocupación en mi rostro, sin embargo, me puse enfrente de la yegua y la acaricié, suavemente a pesar de que yo corría un gran peligro.
-Dime... Marian... ¿Quieres liberarte de este dolor...? ¿Quieres partir al otro mundo, para conseguir el descanso eterno?- Pregunté amablemente.

La imagen cambió de nuevo, esta vez volvía a ser la yegua diabólica que creó a su alrededor unos inmensos pinchos de lava ardiente.

--¡¡¡NOOOOOOO!!!! ¡¡¡VOSOTROS DESCANSARÉIS EN EL INFIERNO!!!

Aionhai se sacudió las alas y la luz que desprendieron curó sus heridas. Avanzó hacia Millie con fuerza y determinación. Millie estaba poseída, sin duda, pero contra su voluntad. El cazademonios atacó con una embestida a los pinchos de lava y los atravesó sin quemarse, acostumbrado a su propio fuego. La yegua diabólica chillaba como una loca pero, en su voz perdida e infernal, a veces se entremezclaban relinchos puros de agonía.

--Amor mío...hazme este favor...no quiero hacerte daño...

Apenas dijo esto, coceó fuertemente a Aionhai en la cabeza, éste no retrocedió un paso.

Cerré mis ojos y puse mi mano en el pecho de la yegua atravesándolo de lado a lado.
-Millie, lucha... Lucha contra ese demonio que te a poseído- Murmuré en su oído.

--¡¡¡NOOOO!!! ¡No me ha poseído ningún demonio! -- Chilló Millie ---Esta es la manifestación de mi dolor!

Chillando como una loca y gritando de dolor puro siguió pateando y corneando a Aionhai. Su cuerno abría tajos en la piel del rostro del cazademonios pero éste no retrocedía aunque acusaba unos golpes que rápidamente curaba con luz. Millie atacaba pero desesperada y dolorida. De su único ojo medio podrido comenzaron a saltar lágrimas.

Aionhai no dijo nada. Aguantó impasible el ataque de Milie. Un charco de la brillante sangre del cazademonios se formaba a sus pies.

Cerré mis ojos y comenzé a pensar rápidamente.
"Le matará si no hago algo... Si es fuente de su desesperación, miedo y odio sería algo complicado liberarla..."

Me interpuse entre Aionhai y Millie, y la miré seriamente, aunque algo preocupada.
-En ese caso, olvida ese odio que tienes, no te desesperes, no tengas miedo de quedarte sola, Aionhai está con tigo... No te sumas en la desesperación y miedo de tu corazón- Pedí, sacando aquella extraña espada de hace un rato. Esta, adoptó una forma algo extraña, era como una aurora boreal, y estaba rodeada de un aura mágica, purificadora.

-Por favor Millie... Has un esfuerzo...

--Maya...--Dijo Aionhai, con un hillo de sangre corriéndole por la boca. --Esto debe hacerlo ella. Tiene que dar rienda suelta a ese...dolor.

Aionhai se adelantó y Millie, como loca, siguió golpeándole y corneándole. Con cada golpe y cada ataque su carne podrida se iba cerrando y las plumas volvían a sus blancas alas.

--¡¡¡MALDITO SEAS!!! ¡¡¡MALDITO SEA EL MUNDO!!! ¡¡¡MALDITOS SEÁIS TODOS!!!

Chillaba como una loca mientras su cuerpo bullía expulsando oscuridad con formas aterradoras de rostros deformes y terribles que se disolvían ante el fuego de Aionhai.

Cerré mis ojos y sedí.
"Como tú digas" pensé.

Unas gigantescas alas de murciélago crecieron en mi espalda, era algo extraño, no tenían su color abitual, pero le resté importancia y alzé vuelo.
-Esta espada ayudará...- Murmuré, mientras lanzaba con una tremenda fuerza la espada clavandola así en Millie, purificando lentamente sus energías negativas.

--¡¡¡MUERE!!! ¡¡¡MUERE, SUFRE!!! ¡¡¡TE ODIO!!! ¡¡¡OS ODIO A TODOS!!! --Chillaba la yegua demoníaca mientras lloraba abundantemente. Sus ataques se hicieron cada vez más flojos y más lentos. Lloraba pero seguía atacando. Aionhai ya apenas sentía los golpes. Milie jadeaba y sollozaba.

--¡Os odio...! Os mataré...Os arrancaré el corazón y...beberé vuestra sangre...

Milie corneó y Aionhai, con delicadeza, bloqueó el ataque con su cuerno. Milie, agotada, estaba a punto de caer.

--Millie...Te sigo amando. Te he buscado. Ven conmigo. ¿Quieres?

La yegua demoníaca alzó la cabeza y las patas y apunto al cuello de Aionhai, cargando una cornada letal pero, cuando iba a lanzarla, su cuerpo entero brilló y, totalmente limpio y puro, cayó como una delicada pluma. Aturdida Aionhai dio un paso adelante y la arropó con su alas, depositándola con suavidad en el suelo. Milie cayó contra el cuello de Aionhai

Sonreí y puse la mano hacia arriba agarrando la espada nuevamente y guardandola en su vaina, curando aquellas heridas de Millie. Bajé y aterricé en el suelo, transformandome en aquella normal yegua blanquecina y alejándome, dejando a Aionhai y Millie a solas.

Emprendí el vuelo cuando noté a Maya y Aionhai marcharse hacia otro lado, me di cuenta que los había perdido de vista por tanto tiempo...
Aterricé bajo la típica forma de yegua con el cuerpo palomino y las crines blancas, emanando de ellas ligeros destellos plateados como las estrellas del firmamento.
-Me quitaron la diversión- murmuré en son de broma que se transformó en un tono lúgubre al leer lo acontecido en la mente de Aionhai. Retrocedí un par de pasos y acto seguido me transformé en un inocente grillo, para contemplar la noble escena sin resultar un estorbo para ninguno de los dos, con una sonrisa algo rara formándose lentamente en mis diminutas facciones.
Pegué un brinco y salté hasta el matorral más cercano, uno situado enfrente donde el cuerpo de la endemoniada Millie había caído y donde a escasos metros de distancia se podía divisar con perfecta claridad el reencuentro entre Marian y mi amigo Aionhai.

Ví que Nadya había regresado y sentí su presencia entre los matorrales. Me acerqué silenciosamente para no molestar aquel encuentro entre Millie y Aionhai y me transformé en aquella nueva forma que había adoptado, aunque aún no sabía realmente que era.

-Hola Nady, cuanto tiempo- Susurré entre los matorrales, mientras me ocultaba.

Antoriel y una legión entera de Angelos habían acabado con la mayoría de los demonios, los que quedaban vivos se retiraron. La batalla había sido dura pero estaba ganada. Las fuerzas celestialen cantaban y festejaban la victoria.

El Alto Angelo, con la armadura bastante dañada y un ala sangrando se quitó el casco para respirar mejor y miró a Maya, que estaba junto a unos arbustos.--¿Estáis bien todos? ¿Y Aionhai? --Preguntó. Luego se acomodó junto a Maya dejando caer su espada y su escudo, que casi cae sobre un grillo.

Agarré el grillo y lo dejé a mi lado, por si acaso.
-Ten cuidado, ese grillo es una de nosotros- Dije sonriendo a Antoriel.
-Yo estoy bien aunque no sé si decir lo mismo de Aionhai y Millie...- Murmuré.

--¿Eh? ¿Ese grillo es amigo nuestro? Pues no le había visto nunca...En cualquier caso ¿quién se supone que es esa yegua blanca? ¿Y quién el grillo?

Antoriel clavó su espada en la hierba y se quitó el pectoral de la armadura quebrada, bajo ella tenía una túnica blanca y resplandeciente.